El P. Pablo Pérez y la Hna. M. Julia de Almeida tuvieron la oportunidad de encontrarse con el Santo Padre en la clausura del Jubileo de los Movimientos Marianos, y el Papa coronó la imagen de la Virgen Peregrina. La Hna. M. Julia cuenta:

Fue una experiencia única, vivida el 12 de octubre en San Pedro del Vaticano, durante la Santa Misa del Jubileo de los Movimientos Marianos.
El P. Pablo Pérez, director del Movimiento de Schoenstatt en Italia, y yo, la Hna. M. Julia de Almeida, tuvimos la gracia de saludar al Santo Padre León XIV antes de la Santa Misa. Como muestra de nuestro cariño, el P. Pablo le obsequió una Cruz de la Unidad en nombre de toda nuestra Familia de Schoenstatt, y yo llevé una imagen peregrina y una corona para que las bendijera.
Le saludé y le conté brevemente que este año se cumplen 75 años del Apostolado de la Virgen Peregrina de Schoenstatt a nivel internacional. Le pedí que fuera él mismo quien coronara a la Mater, como muestra de agradecimiento por todas las gracias que Ella ha repartido en estos 75 años en la Iglesia y en las familias, y también para que la Virgen Peregrina siga dando frutos abundantes en el mundo.
El Santo Padre me escuchó con mucha atención y luego, con devoción, tomó la corona y la colocó sobre la imagen peregrina. Le llevó un poco de tiempo hasta que la corona entró en los dos pequeños agujeros. Primero fue en un agujero y luego en el otro. Después de eso, le dije: «Funcionó, Santidad», y le extendí la imagen. Él la miró con serenidad, sonrió, y entonces le di las gracias.

«¡Aquí está Schoenstatt!»
Fue un momento único y sagrado ver al representante de Cristo ofrecer la corona a la Reina de la Iglesia y de nuestras familias. A su lado estaba monseñor Rino Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización. En cuanto me vio, le dijo al Santo Padre: «Aquí está Schoenstatt». Seguramente se acordaba de nosotros de cuando, en 2012, él mismo estuvo en Schoenstatt y coronó a la Virgen Peregrina Auxiliar para Europa como Reina de la Nueva Evangelización.
Para nosotros, schoenstattianos, coronar a la Virgen María tiene un significado muy profundo: es símbolo de gratitud, de total confianza y abandono, de una fe viva en el poder de intercesión de María. Por eso, en el acto de la coronación por parte del Santo Padre, sentí una profunda gratitud, como si la propia Mater quisiera confirmar este noble apostolado de la Campaña con un gesto tan querido para todos nosotros, realizado por la máxima autoridad de la Iglesia.

Así, el jubileo del Apostolado de la Virgen Peregrina se corona con un signo visible que nos estimula a retomar, con compromiso y confianza, los nuevos 75 años.
Junto con el venerable João Luiz Pozzobon, confiamos nuevamente a la protección de la Madre Tres Veces Admirable a nuestra Iglesia y a nuestras familias, para que se conviertan en hogares de amor, cuna de santidad.
Traducción: Hna. M. Lourdes Macías


