El Secretario de la Conferencia Episcopal de Brasil visita Schoenstatt en Roma

Hna. M. Nilza P. da Silva

La Presidencia de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) visitó este mes dicasterios del Vaticano y el 11 de enero tuvo un encuentro con el Papa Francisco. Tras esta visita al Santo Padre el 13 de enero, el Secretario General de la CNBB, Don Ricardo Hoepers, aprovechó la ocasión para visitar el Santuario de Schoenstatt Cor Ecclesiae, situado muy cerca del Vaticano, y encontrarse con la Madre tres Veces Admirable.

Don Ricardo, actualmente obispo auxiliar de la arquidiócesis de Brasilia, capital del país, es oriundo de la ciudad de Curitiba. Antes fue obispo de la diócesis de Río Grande, en el sur de Brasil. Estos dos lugares marcaron su contacto con Schoenstatt, como nos cuenta en una entrevista que transcribimos a continuación:

¿Cuál es su relación con el Movimiento de Schoenstatt?

Esta se remonta al seminario menor. En aquella época, el P. Rafael Biernaski, hoy obispo de Blumenau, en el estado de Santa Catarina y miembro de la Federación Internacional de Presbíteros de Schoenstatt, era el director espiritual del seminario y ya nos preparaba, desde el rezo del rosario hasta la visita al Santuario. Nos enseñó que a través del sacrificio, la oración y, sobre todo, la consagración a la Virgen, podríamos perseverar en nuestra vocación sacerdotal.

Por eso, desde pequeño, peregriné al Santuario de Schoenstatt desde nuestro Seminario San José, en Curitiba, estado de Paraná.

¿Qué le motiva a peregrinar a los Santuarios de la Virgen de Schoenstatt?

Lo que me motiva a peregrinar a los Santuarios de la Madre y Reina es también mi experiencia como obispo diocesano de Río Grande. El Movimiento de la Madre y Reina es muy grande en los hogares, en las familias. Son tantas las personas que participan en la diócesis de Río Grande de la experiencia de la Madre y Reina visitando los hogares, que eso me ha hecho convencer de que la presencia de la Virgen de Schoenstatt en las familias es el camino más seguro para que una diócesis, para que una Iglesia particular, se desarrolle y, sobre todo, se fortalezca en la fe. Siempre tuvimos la gracia de estar bien asesorados por las Hermanas de María [de la Provincia] de Santa María (estado Río Grande do Sul). En la diócesis de Río Grande, la Madre y Reina visita prácticamente a todas las familias, en todos los lugares.

¿Hay algún aspecto de nuestra espiritualidad que le llame la atención?

La espiritualidad del Movimiento es fundamental para mí. Tengo muy clara la importancia del Capital de Gracias que, día a día, fortalece no solo mi vocación, que ahora es también episcopal, sino que es la fuerza con la que tenemos que afrontar todas las dificultades y aprender que los sacrificios en nuestra vida son oportunidades que Dios nos da para ser mejores personas. En la vivencia de las virtudes, dones y carismas, Dios, a través de su Madre, nos muestra que el camino seguro está en perseverar, en hacer siempre el bien.

A través del Capital de Gracias, todo lo que sucede es ofrecido a la Virgen y ella puede distribuir por todo el mundo las gracias que las personas más necesitan. Así que siempre me siento colaborador. Estemos donde estemos, siempre podemos colaborar con el Capital de Gracias y con la espiritualidad de Schoenstatt, que nos muestra, sobre todo, la virtud de mirar dentro de nosotros mismos, reconocer nuestros errores y pecados y mejorarnos, pulirnos, consagrarnos a María y convertirnos en hijos en el Hijo, a través de la Virgen.

Como secretario de la CNBB, ¿qué mensaje cree que es importante para todos los miembros del Movimiento de Schoenstatt?

Como secretario de la CNBB, también tuve la alegría de estar varias veces en el Santuario de Schoenstatt en Brasilia. Es un lugar hermoso y maravilloso. Espero que todas las personas que tienen contacto con la Mater puedan fortalecerse en cuerpo y alma, y puedan consagrar sus vidas y familias por amor al Reino de Dios.

¡Recemos por Don Ricardo y por su gran misión en la Iglesia!

Fuente: Schoenstatt Brasil, schoenstatt.org.br

Traducción: Enrique Soros

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