¿Conoces el origen del Ave María?

Ana Cláudia Pereira

 

El Ave María es una de las oraciones que mejor combina la humildad con la confianza

“Ante todo, la oración debe ser humilde». Así nos lo enseña el libro Santidad Cotidiana, que añade que la humildad debe ir siempre unida a la confianza: «la humildad sin confianza puede acabar en una sombría desesperación. Y la confianza sin humildad es audacia temeraria y ligereza».

Comenzamos la oración reconociendo nuestra pequeñez ante la Santísima Virgen, exaltándola como llena de gracia y bendita entre todas las mujeres, y alabando al fruto de su vientre, Jesús.

En la segunda parte, la oración es una súplica filial. Con confianza, encomendamos a nuestra Madre los momentos más decisivos que tenemos: el ahora y la hora de nuestra muerte.

 

¿Sabes cómo surgió el Ave María?

Su primera parte fue tomada de la Sagrada Escritura. Por tanto, fue compuesta por Dios mismo. La frase «Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo» fue pronunciada por el Arcángel Gabriel en el momento de la Anunciación. La frase «bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» fue exclamada por Santa Isabel. Es interesante observar que este pasaje establece un contraste entre María y Eva: «Mientras que la segunda quiso tomar para sí el fruto del árbol, la primera da el fruto de su vientre».[2]

Al principio estos dos saludos se encontraban unidos en la liturgia. Se convirtieron en una fórmula de oración en los monasterios hacia el año 1000. Posteriormente, la oración se difundió y se hizo universal a partir del siglo XIII. [3]

La segunda parte de la oración es una súplica de los fieles que también se rezaba en la liturgia, en las Completas, pidiendo a la Santísima Virgen protección en la hora de la muerte. En el siglo XVI, el Papa Pío V definió el texto de la oración tal como se conoce hoy, añadiendo los nombres de Jesús y María [2].

 

Como los primeros cristianos

Aunque la oración del Ave María se fue formando con el tiempo, los cristianos de los primeros siglos ya veneraban a la Virgen María con el saludo del ángel. «En la Basílica de la Anunciación de Nazaret, hay un grafiti del siglo III en la base de una columna con las palabras del ángel: Ave María. Aun antes, en el siglo II, se compuso la famosa oración Sub tuum praesidium, en la que los cristianos invocaban el refugio de la ‘gloriosa y bendita Virgen’ y ‘santa Madre de Dios'». [2]

Siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos, elevemos a la Madre de Dios nuestra humilde y confiada oración.

 

Referencias:

[1] KENTENICH, J.; NAILIS, M. A. Santidad de la vida diaria
[2] AZEVEDO, Padre Paulo Ricardo de. A oração da “Ave Maria”. 2014. Disponible aquí.
[3] LACERDA, Marlete. Como surgiu a oração da Ave Maria?. Disponible aquí.

Fuente: https://schoenstatt.org.br/

 

*Ana Cláudia Pereira es schoenstattiana y colaboradora de la Comunicación Oficial.

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