Instituto Secular de las Hermanas de María de Schoenstatt
Presencia viva de María en el mundo
Nuestra comunidad
Una comunidad nueva
Pues no se trata de una orden religiosa más. Ha de ser una comunidad “nueva”: Una comunidad de mujeres consagradas a Dios, que viven la pobreza, la obediencia y la virginidad, pero no se comprometen a través de votos. Deben tener una forma de vida que sea tan flexible, que los miembros puedan vivir en comunidad o también solas, según lo requieran sus tareas. Una comunidad donde la fe viva, la libertad y la responsabilidad estén escritas con mayúscula.
25+
PAÍSES
Burundi, Sudáfrica, India, Filipinas, Alemania, Suiza, Austria, Polonia, República Checa, España, Portugal, Rusia, Bielorrusia, Italia, Australia, Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana, México, Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay
1926
FUNDACIÓN
Ya han pasado años desde la fundación: un tiempo de bendición, también en medio de pruebas y desafíos. En la historia y en el presente se muestra la mano conductora de Dios. Alrededor de 1800 Hermanas de 42 naciones recorren este camino.
Ser María
«¡He aquí a tu madre!» (Jn 19,27)
María, la Inmaculada, nos muestra cómo es la verdadera humanidad del seguidor de Cristo. Por eso la tomamos como modelo.
Transmitir el amor maternal de María, continuar su servicio desinteresado a la vida, a los seres humanos concretos, vivir la pureza de su amor, la claridad de su pensamiento, la libertad de su decisión, su apertura absoluta al deseo y a la voluntad de Dios hoy – ése es el anhelo de Dios. A eso Él nos llama.
Ser alma
Toda obra de Dios debe permanecer llena de la chispa vital de la gracia para dar fruto. Esto requiere un trabajo minucioso en profundidad y amplitud. Como comunidad central nos ponemos enteramente al servicio del Movimiento de Schoenstatt. Nuestra Comunidad fue fundada para esta tarea el 1 de octubre de 1926.
Concretamente:
en su camino espiritual y humano,
para que puedan enriquecer a sus familias, a la sociedad y a la Iglesia con la fortaleza de su ser femenino,
a desarrollar su personalidad y a forjar su vida como cristianas en la actualidad.
En el corazón de la Iglesia
Nuestro Fundador, el Padre Kentenich, se puso a sí mismo y a su fundación enteramente al servicio de la Iglesia. Nos exhorta a emplear todas nuestras fuerzas en la evangelización de las personas en diferentes contextos culturales.
Esperanza
Mantener el mundo abierto para Dios
Dondequiera que la gente se alegre y tenga esperanza, dondequiera que viva en la tristeza y el miedo, dondequiera que dé forma a su vida y a su mundo y se enfrente a las grandes cuestiones de la vida, queremos estar allí, como María. Queremos mantener nuestro mundo abierto para Dios y su obra. Esta tarea comienza en nuestros propios corazones.
Se concreta en nuestro trabajo: en nuestro servicio en nuestra propia Comunidad, en nuestros lugares de trabajo, en los campos profesionales más diversos. Ya sea con el vestido civil o con el vestido uniforme de las Hermanas de María; ya sea con palabras, a través de signos externos o simplemente por medio de nuestra propia persona: siempre queremos tender puentes para que la gente pueda encontrar a Dios hoy.
Apostólicas
Transmitir el fuego
Todo lo que hacemos es «apostólico»; puede acercar a otros a Dios y hacer el bien. Trabajar, rezar, estar enfermo, recuperarse, conversaciones, encuentros en el camino… En todo arde un fuego. Y nuestra oración y sacrificio también pueden llegar a personas que de otro modo parecen inalcanzables.
Encontrar a Dios en todo
La vida apostólica da a nuestras oraciones un sabor especial. Buscamos descubrir a Dios en todas partes y en todo: en las personas y en las cosas, en los acontecimientos actuales y en la voz de nuestro propio corazón. Esto nos ayuda a seguir el «llamado silencioso» de Dios y a dejarnos guiar por Él. Como comunidad, tenemos momentos diarios de oración comunitaria y personal, de silencio y de recogimiento. El círculo de las Hermanas de la Adoración se dedica a la oración y a la adoración de Dios «como su profesión principal».
Vivir en familia
Somos una Familia. Esto caracteriza nuestra vida diaria. La mayoría de nosotras vivimos en pequeñas o grandes casas filiales con tareas comunes (comunidad de pan y techo). Vivimos, rezamos y trabajamos juntas. Para nosotras es importante crear juntas un clima de alegría y de buena voluntad. Ser familia es una tarea permanente y muy actual. Pero también nos da fuerza y un hogar al que mirar con ilusión, sobre todo cuando nuestro trabajo o nuestras tareas apostólicas nos obligan a vivir solas.
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Casa Madre en Schoenstatt, Alemania: Berg Schönstatt, 1, 56179 Vallendar
+49 (0) 261 64041
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