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Schoenstatt
Movimiento Apostólico

Padre José Kentenich

Su vida – una vida de alianza: hacia el Padre y al mismo tiempo con ambos pies en la tierra, como un compañero para muchas personas.

Padre José Kentenich

Marcando el rumbo hacia el futuro

¿Qué tiene que decirnos el Padre Kentenich hoy, más de 50 años después de su muerte? La pregunta es obvia porque muchas cosas han cambiado en estas décadas. «Las cartas de la sociedad mundial, todas las cartas, se están barajando de nuevo… En cierto sentido, el juego de cartas se está reinventando» (M. Hochschild).

Es fascinante adentrarse en la vida y en las enseñanzas del fundador de Schoenstatt, el Padre Kentenich. Los desafíos e incomprensiones a los que se enfrentó por parte de sus contemporáneos, incluidas las autoridades eclesiásticas, se debieron principalmente a su visión de futuro. No se conformaba con el status quo, sino que trataba de dar respuesta a acontecimientos y preguntas que la mayoría de la gente desconocía.

En un estudio realizado durante su exilio, el Padre Kentenich escribió, que tanto Schoenstatt y por tanto él como fundador, «estaba muy por delante de los tiempos y de la concepción de los tiempos.” Más que hacia atrás, se orienta hacia adelante, en la orilla más nueva del tiempo’ (Estudio, 1961). Esta perspectiva de futuro es una fuente de inspiración para todos nosotros.

Biografía del Padre José Kentenich

Una vida de aventuras y desafíos al servicio de Dios y de los hombres.

Interpretar y dar forma a los tiempos como cristianos

Hay una profunda lección que aprender del Padre Kentenich, una que tiene especial relevancia para nosotros como cristianos en estos tiempos de rápidos cambios. Tenemos la gran responsabilidad de interpretar los acontecimientos de nuestro tiempo a la luz de Dios y contribuir activamente a darles forma.

Cuando los nacionalsocialistas subieron al poder en Alemania, el Padre Kentenich exhortó: "Debemos mostrar también con hechos que estamos interviniendo en los engranajes de la nueva era... Debe haber una fuerte confrontación espiritual".

Esta llamada a la acción es tan pertinente hoy como lo fue entonces. Como cristianos, no debemos "quedarnos atrás" respecto a los acontecimientos actuales y debemos "pronunciarnos no sólo cuando sea demasiado tarde y el mundo tenga ya un nuevo rostro".

Dar forma a los tiempos empieza en nuestros corazones

Un ejemplo entre muchos: En abril de 1961, el juicio israelí por crímenes de guerra contra el ex jefe de las SS Eichmann, responsable de la ejecución de millones de judíos en los campos de concentración, conmocionó al mundo. No mostró ningún remordimiento. El Padre Kentenich retoma el tema diciendo: «No basta con decir que Eichmann demuestra que el hombre puede convertirse en una bestia. También deberíamos preguntarnos: «¿Hay también un Eichmann en nosotros? Tenemos que aprender más sobre estas cosas: Dios quiere decirme algo personalmente a través de todo en la historia del mundo» (29 de mayo de 1961). Para nuestro fundador, el cambio social comienza siempre en el propio corazón. «Por eso debemos observar siempre todos los acontecimientos del mundo, incluida la política, desde este punto de vista: ¿Qué me está diciendo el buen Dios a través de esto? Si ni el más pequeño cabello cae de mi cabeza sin que esté inscrito en el plan de Dios (cf. Mt 10,30), entonces es seguro que Él no permitirá acontecimientos tan tremendos sin tener un propósito para mí.» (1.5.1961)

La palabra con la que se caracteriza a sí mismo muestra cómo también nosotros podemos asumir nuestra responsabilidad cristiana en la configuración del futuro del mundo actual:

"Quien quiera representarme figuradamente debe hacerlo así: con el oído en el corazón de Dios y la mano en el pulso del tiempo".

Padre José Kentenich

"No somos personas que se sientan constantemente detrás de los muros. No, como tal vez pocos, nos hemos orientado siempre a los contrastes del mundo actual... Deberíamos alegrarnos de vivir en un tiempo como éste, en el que todo está espiritualmente mezclado. Debemos tener el valor de examinar lo que Dios quiere decirnos a través de todas estas corrientes ... No pretendemos resolver ahora todas las cuestiones, ni podremos hacerlo. Siempre habrá preguntas que se nos planteen como enigmas. Por ahora, es importante que no nos escondamos en la madriguera de un ratón, sino que nos sintamos felices de participar en la confusión que nos ofrece el tiempo presente. El buen Dios habla, ¡y cómo habla! Sólo hemos olvidado hasta cierto punto cómo entender su lenguaje y cómo interpretarlo correctamente".