Son pocas las veces en la vida que uno puede elegir conscientemente ser parte de un hito, decidir construir y poder vivir un momento histórico tanto para uno mismo, como para su ciudad. Y el pasado 1 de marzo pudimos vivir el regalo de participar de la Bendición de un nuevo Santuario de Schoenstatt en nuestra ciudad de Monterrey, en México, una casita Sagrada que, como San Juan Diego, hace más de 4 años decidimos construirle a la Mater en el centro de nuestra ciudad.
El triduo de celebraciones comenzó el viernes 28 de febrero, cuando se ofreció una cantata a María que reuniría los talentos de varios de los Padres de Schoenstatt y las Hermanas de María que hicieron el viaje para estar presentes, así como de todos los miembros de la familia de Schoenstatt, en un ambiente de oración a través de la música a la sombra de nuestro nuevo Santuario.
Al terminar la cantata, varios jóvenes valientes decidieron pasar la noche custodiando el Santuario, para ver como desde muy temprano en la mañana, comenzó a prepararse todo para abrir puertas a los peregrinos, quienes desde muy temprano se dieron cita para asegurar su lugar y estar presentes en este histórico momento, y a las 8:30 hrs, dio inicio el programa oficial.
La carrera del fuego


El sábado 1 de marzo, la ciudad de Monterrey, una ciudad industrial al norte de México, donde la familia de Schoenstatt ha estado creciendo desde la llegada de la Mater, en 1986, vivió uno de esos momentos donde el cielo toca la tierra. Para el evento, se congregaron poco más de 1.200 personas, quienes, mientras esperaban la celebración de la Bendición, vivieron un recorrido por la historia de Schoenstatt Monterrey, la historia de construcción del Santuario, el rezo del Santo Rosario, la conexión en vivo con los dos postulantes a la Comunidad de los Padres de Schoenstatt, los saludos de las familias de Schoenstatt en el mundo y uno de tantos inolvidables momentos de este día, la carrera del fuego.
La Juventud Masculina, asesorada por el P. Rodrigo Correa y anclada en la conquista del símbolo del Ver Sacrum para el Santuario, decidieron completar su camino al nuevo Santuario uniendo algunos de los principales templos marianos de la ciudad a través del fuego. Iniciaron desde la madrugada su recorrido por los distintos templos, iniciando su trayectoria de más de 45 kms en el primer Santuario de Schoenstatt en Monterrey, María, Camino al Cielo. El fuego llegó, con parte del recorrido siendo transmitido en vivo y la carrera del fuego terminó mientras 1200 personas entonaban el himno de Franz Reinisch, y los jefes de rama encendían el pebetero indicando que la familia estaba lista. La carrera había cumplido su destino: encender a Monterrey del fuego de la Mater y entregarlo en el corazón de la ciudad.



Expresiones de fe
Y en punto de las 11:00 hrs, el sello de nuestro México se hizo presente. La danza de las Matlachinas, quienes para nuestra tradición representa toda la devoción de nuestro pueblo Guadalupano, abrieron el camino para que los más de 25 apostolados y ramas de la familia desfilaran, para dar paso al Arzobispo de Monterrey, Monseñor Rogelio Cabrera, quien junto con muchos de los Padres de Schoenstatt que han trabajado en Monterrey a lo largo de la historia y algunos otros concelebrantes invitados, dieran inicio a la misa y ceremonia de Bendición.
El P. Carlos Padilla, director nacional del Movimiento en México, inició la celebración, haciendo entrega de esta Casita Sagrada que se le construyo a la Mater, a nuestro Arzobispo, para después comenzar con la liturgia. El júbilo de la gente, en un soleado y hermoso día que nos regaló la Mater, se combinaba con la emoción, el llanto y las palabras de Monseñor en la homilía, donde invitaba a que esta casita construida a la Mater en el centro de la ciudad, sería tarea de todos nosotros para mantener siempre viva la Esperanza, tal como se había formulado en el nombre del nuevo Santuario.


Un mensaje de vídeo del Papa
El rito de la bendición fue, sin lugar a dudas, muy emocionante desde su inicio, pero la emoción se desbordó cuando la Mater inició su recorrido por todo el lugar, cargada por representantes de distintas ramas. Era el mismo cuadro de la Mater que previamente había recorrido cientos de hogares por más de 3 años por toda la ciudad, para culminar entronizado en el retablo del nuevo Santuario.
Las emociones y los llantos estaban ya a tope, sin embargo, una última sorpresa nos esperaba. Un video del Santo Padre, el Papa Francisco, quien saludaba a todos, felicitaba a la familia y sin pensarlo dos veces, dejaba a todos los presentes una invitación: a seguir “Santuarizándonos”, a ser Santuarios vivos desde el corazón de cada uno y a seguir rezando por él.
La emoción y los llantos fueron inmediatos, visitar este nuevo Santuario, tenía ahora una encomienda, una misión de vida: Santuarizar corazones desde María, Tierra de Esperanza, para Monterrey y para todo el mundo. Y con esa emoción, la gente visitó por primera vez el Santuario al terminar la ceremonia, donde las filas fueron tan grandes como las sonrisas.
La vida comienza a florecer
Por la tarde, se celebró la primera misa de la Familia de Schoenstatt Monterrey en el Santuario, presidida por el P. Carlos, y donde nuevamente, más de 800 personas participaron de este encuentro.
Pero la fiesta no terminó con eso. Después de la misa de la familia se inició una vigilia que duraría toda la noche, donde cientos de jóvenes y familias fueron llegando en distintas horas de la madrugada a rezar y a visitar a la Mater en este nuevo lugar. El domingo, se celebraron 6 misas con distintos sacerdotes y la afluencia no bajó durante todo el día, sin duda algo ha despertado en Monterrey, algo ha empezado a generarse y como se repitiera varias veces durante el fin de semana: Esto apenas comienza.
El primer fin de semana de marzo, trajo a Monterrey un regalo que nos ha llenado de júbilo, pero, sobre todo, de una conciencia de misión. La Mater tiene ahora un nuevo taller, un rinconcito sagrado en el centro de una gran ciudad, donde todo mundo puede pasar a visitarla, ahora, la misión es construir a partir de ese taller, esta nueva tierra. una Tierra de Esperanza.