El sábado, 13 de abril, fue ordenado sacerdote Agustín Ozcoidi. La Providencia ha querido que fuera el primer Padre de Schoenstatt de Mendoza, lo cual es una gran alegría para toda la Familia de Schoenstatt cuyana.
Agustín eligió como lema sacerdotal: “Hagan todo lo que Él les diga” (Jn 2,5). Lo explica él mismo: “Inspirado por las montañas y viñedos, he escogido como evangelio de ordenación las bodas de Caná: Jesús, por pedido de María, realiza su primer milagro de convertir las vasijas llenas de agua en vino fecundo para la familia. Poder servir al milagro con el pequeño aporte cotidiano es algo que me ha inspirado siempre. La transformación del agua en vino es signo de nuestra transformación interior. Hoy Jesús me pide que a través de mis manos sacerdotales pueda bendecir, consagrar y absolver los pecados”.
Una verdadera fiesta en medio de las montañas y viñedos
La ordenación fue presidida por el obispo Marcelo Colombo, en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores. Varios amigos, familiares, sacerdotes y miembros de la Familia de Schoenstatt de Mendoza participaron de la celebración.
También participaron varios amigos y miembros de Schoenstatt de distintas ciudades de Argentina que conocen al P. Agustín. Así también una gran delegación de Chile viajó para acompañar la ordenación y ser testigos de este gran día. La ordenación fue una verdadera fiesta de la Alianza en medio de las montañas y viñedos de Mendoza.
Al empezar la misa, el coro, compuesto por amigos de la juventud, supo armonizar y dar el tono a la gran celebración de la ordenación. La iglesia se llenó de alegría con la entrada de Agustín, que estaba por convertirse en sacerdote. Entre los momentos más solemnes y emocionantes se encuentra la postración y letanías de los santos, en la cual Agustín, tumbado en el suelo en señal de humildad, decide imitar a Jesús en todo, mientras la Iglesia canta y pide la asistencia de Dios y de todos los santos de la historia.
Igual de emocionante fue el momento de la imposición de manos por parte del obispo Marcelo, ordenando a Agustín como sacerdote, y luego una gran fila con todos los sacerdotes presentes, le imposieron también las manos para así, con la gracia del Espíritu Santo, unir a Agustín al ministerio sacerdotal.
Nuevas vestimentas, nueva vida
Emotivo fue también el revestimiento, cuando los padres del Padre Agustín suben y entregan los ornamentos para que se revista de sacerdote. El P. José María Iturrería, su asesor en la época de la Juventud Masculina, lo revistió y ante ese acto, la iglesia entera prorrumpió en un largo aplauso para agradecer a Dios por esta vocación, mientras sonaba la canción “Yo soy esta tierra, yo soy esta historia”. Fue un momento de poder y cielo, un verdadero día de gracia para todos los que asistieron de tantos lugares.
Al día siguiente, domingo 14 de abril, celebró su primera Misa como nuevo sacerdote en el Santuario de Schoenstatt de La Puntilla, el rincón donde creció y donde nació su vocación. Y el día lunes celebró su primera misa en la capilla-santuario del Colegio Dios Padre, su colegio, junto con alumnos, profesores que lo vieron crecer y amigos exalumnos.
Biografía
Agustín Ozcoidi nació el 11 de marzo de 1993 en Mendoza, Argentina. Participó desde chico en el Movimiento de Schoenstatt. Agustín es el tercero de cuatro hermanos varones. Sus papás, Mabel y Ricardo, pertenecientes a la Liga de Familias, acompañaron desde pequeños el camino de fe de sus hijos. En los últimos años del colegio, y luego en la universidad, fue descubriendo su vocación sacerdotal. Agustín entró al seminario en el año 2014, empezando junto a su curso en Paraguay, luego sirvió con su trabajo en Córdoba, Mendoza y Santiago de Chile, y se graduó de teología en Chile junto a sus 5 hermanos de la comunidad de los Padres de Schoenstatt, que juntos forman el curso: Cor Sacerdotalis. Durante sus largos años de formación, realizó un semestre de misión e intercambio en el seminario de Schoenstatt en Ibadán, Nigeria.
Actualmente el P. Agustín sierve en la Parroquia “Nuestra Señora del Valle” en Yerba Buena – Tucumán. Sobre su ordenación, dice: “Se hace real el nerviosismo que lleva al pensar que “todavía no ha llegado mi hora”. Sin embargo, es María la que ha motivado toda acción buena en mi vida. Una vez más me confío a ella para seguir a Jesús. Por lo que he elegido como lema de ordenación las palabras que la Virgen le dice a los servidores de Caná: ‘Hagan todo lo que Él les diga’ (Jn 2,5)”.