31 de mayo en Schoenstatt: fiesta solemne

Agathe Hug

El día del Jubileo, 31 de mayo, se celebra con gran alegría en Schoenstatt, Alemania. Manos laboriosas prepararon la Iglesia de la Adoración, otras arreglaron el vestíbulo de la Casa Padre Kentenich con mesas y hermosos adornos acordes con la celebración.

Antes de la Misa festiva, hubo un tiempo de adoración organizada, que propició un ambiente muy intenso y denso que permitió al alma serenarse y sintonizar con el contenido de la liturgia siguiente.

Ciertamente, la Iglesia de la Adoración nunca ha visto una procesión tan grande con tantas banderas nacionales diferentes portadas por candidatas de las Hermanas de María, novicias y Hermanas de todo el mundo. Representan a los muchos países en los que existe la Familia de Schoenstatt y son representativos de todos nuestros hermanos y hermanas en la Alianza de Amor.

Un acto valiente y consciente

El Dr. Bernd Biberger, Padre de Schoenstatt Director General de las Hermanas de María, presidió la Misa festiva, acompañado por numerosos sacerdotes.

El Dr. Biberger señala que el Padre Kentenich no se tropezó con el conflicto con la Iglesia con ingenuidad, sino que sabía muy bien lo que hacía y era consciente de las posibles consecuencias. El Padre Kentenich sabía que tenía que hablar clara e inequívocamente si quería tener alguna posibilidad de ser escuchado. Era su misión profética, similar a la de los profetas de la Antigua Alianza, llamar la atención sobre los abusos en la Iglesia y ofrecer una solución.

El Dr. Biberger cita a continuación el discurso del Padre Kentenich del 31 de mayo de 1949: «La ocasión que nos reúne esta tarde llama nuestra atención sobre el hecho de que el buen Dios nos ha encomendado una gran tarea para el mundo entero, especialmente para Europa, para Occidente. ¿Cuál es esta tarea? Es desenmascarar y curar la raíz, el último germen de la enfermedad que padece el alma occidental: el pensamiento mecanicista. Tengo suficientes razones para creer que Dios ha puesto una pesada carga sobre los hombros de la Familia en esta dirección». (Padre José Kentenich, discurso en el Santuario de Bellavista el 31 de mayo de 1949, en: Ders, Texte zum 31. Mai 1949 (op. cit.), 1-13, 8 (Nº 9).

«¿Vienes conmigo?»

El P. Kentenich no podía ni quería seguir solo este camino. Por eso le pidió al P. Alexander Menningen, en nombre de toda la Familia de Schoenstatt: «¿vienes conmigo?». – Este hecho, que inspira el lema jubilar, deja en claro que Dios no sólo le ha confiado una misión al P. Kentenich, sino que toda la Familia de Schoenstatt debe llevar adelante esta misión. Y el P. Kentenich sabe que recibirá la ayuda de nuestra Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt.

El Dr. Biberger concluyó su homilía diciendo: «El 75º aniversario del Tercer Hito, que celebramos hoy, nos inspira a ponernos conscientemente una vez más al lado del P. Kentenich, el profeta de los nuevos tiempos, y a trabajar junto con él por un pensamiento, un amor y una vida orgánicos. También hoy busca personas que recorran este camino con él».

Una atmósfera solemne

Durante las oraciones, vinculadas a la procesión de ofrendas, se llevan al altar el Libro de la Alianza, la Cruz de la Unidad, un ejemplar de la «Epístola perlonga» recientemente publicada y una antorcha, como signo de que estamos llamados a llevar al mundo el fuego del 31 de mayo. Para la celebración eucarística se utiliza el cáliz que la comunidad de mujeres académicas regaló al P. Kentenich en Milwaukee y que él utilizaba con frecuencia. Este cáliz también se lleva al altar, seguido del pan y el vino.

¿Qué sería de una ceremonia festiva sin una música igualmente festiva? – Los cantos solemnes son ofrecidos por el coro schoenstattiano «Stimmvoll», bajo la dirección de la Hermana M. Tabea Platzer.

Al final, todos los participantes son invitados a recibir un pequeño regalo en la Capilla del Fundador, con el que pueden sentirse personalmente enviados por el P. Kentenich. El P. Alexandre Awi Mello y el Dr. Biberger entregan cada regalo personalmente en su nombre. Se trata de una pequeña caja de cerillas con la inscripción «¡Estamos en esto – vamos contigo! – Llevamos tu fuego a la Iglesia y al mundo».

Después, unas 130 de las cerca de 200 personas que participaron en la celebración se reunieron en el vestíbulo de la Casa Padre Kentenich para disfrutar de aperitivos y bebidas y charlar alegre y animadamente con algunos de sus compañeros de celebración. ¡Una alegre tarde en familia!

Traducción: Vanessa Franke

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