Un hijo de Schoenstatt fue ordenado obispo para el episcopado argentino
Monseñor Jorge Esteban González, platense, de 54 años, fue ordenado obispo auxiliar de La Plata, en una celebración que fue seguida por una gran cantidad de fieles por las redes sociales. “¡Magnificat! Porque este paso lo vivo como un signo más de amor de María que siempre estuvo a mi lado. Gracias Madre”, expresó el flamante obispo.
Por María Jimena Ciuró

En medio de la pandemia, y en un escenario histórico, Jorge Esteban González fue consagrado obispo auxiliar de La Plata, en el templo mayor de dicha ciudad. En una Catedral sin fieles, donde los únicos participantes presenciales fueron obispos, sacerdotes y seminaristas, su familia y unos pocos laicos representando al pueblo; el padre Jorge se convirtió en el primer obispo argentino nacido del Santuario. La misa de consagración se pudo seguir por las redes sociales.
Pequeños pero elocuentes símbolos unieron profundamente la celebración a un nuevo aniversario de la Pascua del padre Kentenich: la casulla con la cruz de la unidad que vistió el nuevo obispo era un regalo enviado desde Milwaukee por el fundador a monseñor Plaza con ocasión de la bendición del Santuario de La Plata; y el cáliz utilizado en la eucaristía también fue un regalo de Kentenich al papa Pablo VI en su retorno de Estados Unidos.
Dilexit Ecclesiam significa que Cristo amó a su Iglesia
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, fue el consagrante principal y monseñor Guillermo Garlatti, obispo emérito de Bahía Blanca junto a monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata y a monseñor Alberto Bochatey, obispo auxiliar de La Plata, fueron los co-consagrantes de la celebración. “Dilexit Ecclesiam significa que Cristo amó a su Iglesia y la lavó con su preciosa sangre. Esos mismos sentimientos serán tuyos pase lo que pase.
Y te ordenas porque te lo propuso el papa Francisco y lo hizo para que lo acompañes en el camino que él presenta en Evangelii Gaudium: regreso al corazón del evangelio, vuelta a lo esencial, al fervor misionero, al sentido comunitario y social. Por eso el amor a la Iglesia tiene que ser también amor a la tierra, amor al mundo, a la sociedad y a las personas. Y ayudar para que la Iglesia pueda conversar con el mundo y que sea capaz de sintonizar con lo que pueda haber en común, porque el Espíritu Santo siembra cosas buenas en todas partes con una enorme libertad divina”, manifestó el arzobispo Fernández.
“Conocemos tu capacidad de trabajo, afabilidad, tu buen trato y ofrendamos todo esto a Dios para que se convierta en bendiciones para su pueblo” manifestó el arzobispo platense y pidió al nuevo obispo auxiliar que imite a María “la que tanto amás, que ella te puede enseñar esa confianza receptiva y feliz hasta decir que sí aun entre nubes negra… Para todos nosotros es un día de alegría esta ordenación.
No es un diploma de Jorge en su carrera, el Orden Sagrado es un don totalmente orientado al bien del pueblo de Dios, y por eso a partir de hoy habrá mas gracia en cada uno de nosotros, para la arquidiócesis de Plata, para este mundo, y como te dice el papa Francisco se harán mas efectivos los dones del Salvador”, remató Fernández.

Como dice Francisco: caminar con los otros y entrar en diálogo
Luego de los ritos propios de ordenación el nuevo obispo brindó unas sentidas palabras: “Como lema episcopal elegí de la lectura de los discípulos de Emaús que siempre marcó con fuerza mi vida: ‘Se acercó y caminaba con ellos’. Ese acompañar de Jesús junto a nosotros, da inicio a la imagen de una Iglesia peregrina, en movimiento, llamada a descubrir el rostro de Cristo en la Eucaristía. Camino recorrido con las personas del tiempo de hoy, con sus desafíos, y por qué no con las provocaciones. Se trata de acercarnos con respeto y conocer qué anhelos y necesidades alberga hoy el corazón humano para ser capaces de comunicar con coherencia el mensaje de la salvación como dice Francisco caminar con los otros y entrar en diálogo”.
“¡Magníficat!”, repitió en varias oportunidades el flamante obispo, y así dio gracias por lo que Dios ha obrado en cada uno, por el llamado y la confianza del Papa Francisco, por el acompañamiento del arzobispo, por los sacerdotes, por la Federación de Presbíteros de Schoenstatt, por los laicos; por su madre y su padre que a pesar de su avanzada edad lo acompañaron en este marco. “Magníficat porque este paso lo vivo en un año mariano nacional; nuestra Madre del Cielo no se escondió y sigue obrando en nuestras vidas. En lo personal lo vivo como un signo más de amor de María que siempre estuvo a mi lado. Desde mi infancia crecí a la vida de fe en el Pilar junto a una experiencia de Iglesia conciliar”, expresó.


El P. Kentenich animó y motivó mi presbiterado
Y continuó: “Mi camino vocacional maduró a la sombra del Santuario de la Madre Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt. Mi experiencia de padre y pastor de una comunidad se fraguó en unos largos años vividos en el corazón de María en City Bell. Estos últimos años breves e intensos los pasé junto a ella, la que permaneció al pie de la cruz, la dolorosa y es en su día que como párroco de Nuestra Señora de los Dolores, recibo la consagración episcopal. ¡Gracias Madre! Finalmente, si de gratitud habla mi corazón, no puedo dejar de mencionar a otro gran compañero de camino: al padre José Kentenich que en un día como hoy hace 52 años, regresaba a la casa del Padre.
Su vida animó y motivó mi presbiterado, su amor a María configura mi espiritualidad. Por eso elijo despedirme poniendo en mis labios una oración nacida en el infierno de un campo de concentración, desde el cautiverio de este hijo de María: ‘Aseméjanos a ti y enséñanos a caminar por la vida tal como tú lo hiciste, fuerte y digna, sencilla y bondadosa, repartiendo amor, paz, y alegría. En nosotros recorre nuestro tiempo preparándolo para Cristo Jesús. Amén”. Con esta oración finalizó su saludo Mons. González.

Acción de gracias, alegría y emoción entre los cercanos.
Los fieles a través de las redes sociales compartieron su emoción y transmitieron sus saludos y cercanía al nuevo obispo.
Pamela Pagalday, miembro del curso 18 de la Federación Apostólica de Familias de Schoenstatt manifestó su profunda alegría por la ordenación episcopal de monseñor Jorge González expresando: “Es un hijo de nuestro santuario platense. Es para nosotros, los miembros del movimiento de esta diócesis, algo muy significativo, porque será una profundización en la relación con la Iglesia local y una confirmación de nuestra misión. También se da en una fecha importante para los schoenstattianos porque tiene la impronta del Dilexit Ecclesiam: amó a la Iglesia”.
Por su parte el presbítero Tomás de la Riva, de la Federación de Presbíteros de Schoenstatt, expresó: “El rito comenzó en el Santuario, con la profesión de fe de Jorge y su promesa de fidelidad. También allí rezamos una oración por él, como venimos haciéndolo desde el momento de su elección.
Ese encuentro junto a la Mater, en comunidad, nos renovó para acompañarlo en su ministerio al servicio de toda la Iglesia. Gracias a Dios, varios miembros de nuestra Región Padres del Plata pudimos estar presentes acompañando a este hermano nuestro en este momento único. Esta ordenación es una gran alegría para todos nosotros. Decididamente vemos su elección como una gracia de la Mater para dar otro paso hacia la Iglesia de la Nueva Orilla», concluyó el joven sacerdote.