Misioneros en medio de los pueblos originarios de Brasil
“Pertenezco a mi Madre y mi madre me pertenece": esta es la frase impresa en la camiseta que Mariene Silva Chaves eligió para recibir la primera dosis de la vacuna anticovid-19. Mariene vive en Brasil, en la aldea indígena de Tupinambá, que está en la ciudad de Ilhéus, estado de Bahía. La frase y la imagen de la camiseta no son coincidencias, sino una muestra de confianza en la Mater y de que todo irá mejor a lo largo de este nuevo año que apenas va comenzando.
Karen Bueno
4 de febrero, 2021

En Brasil la población indígena ha sido incluida como grupo prioritario para recibir la vacuna desde la primera fase, según el Plan Nacional de Inmunización del Ministerio de Salud. En la comunidad de Mariene, las primeras dosis se aplicaron el 20 de enero de 2021.
Mariene está casada con Alexandre Nunes Chaves y vive en la comunidad indígena de Tupinambá, en el distrito de Olivença noreste de Bradil. Llevan 17 años casados y tienen tres hijos: Gabriel, Cauê y Manuela Tupinambá Silva Chaves.
¿Cómo comenzo esta historia?
Alexandre es de la ciudad de Armação dos Búzios, en el estado de Río de Janeiro, ubicada a más de mil kilómetros del pueblo de Tupinambá. Forma parte del Movimiento de Schoenstatt desde que tenía 17 años y su madre es la coordinadora diocesana de la Campaña del Rosario.
«Conocí Schoenstatt a través de la Comunidad de Oración y hasta el día de hoy soy parte de ella. He sellado la Alianza de Amor y tengo el Santuario Hogar en nuestra casa. Cuando vine a Ilhéus, lo hice con la intención de traer Schoenstatt a esta zona de Bahía; estamos muy vinculados al Movimiento», dijo.
Mariene nació y creció en la aldea indígena de Itapuã. Pero, viviendo tan lejos el uno del otro, ¿cómo pudo conocerse esta pareja? Hay que retroceder en el tiempo para entenderlo. Alexandre explica: «Soy de Río de Janeiro y llegué a Bahía cuando estaba terminando mi curso de antropología en la Universidad. Vine a hacer un trabajo para la FUNAI, Fundación Nacional del Indígena, como indigenista, e iba a quedarme solo por 18 días. Pero en ese momento, la FUNAI se puso en huelga y me fue imposible regresar porque el dinero que me pagarían por el trabajo fue detenido, así que no pude viajar. Cuando me llamaron a su pueblo, el de Mariene, fue cuando la conocí. Me enamoré desde que la vi y al día de hoy llevamos 17 años juntos», explica.
Nuevas horizontes de misión en el pueblo
Viviendo en la aldea, Alexander inició un trabajo apostólico en la comunidad de Tupinambá, en unión con la parroquia local. «Cuando llegué aquí,” relata, “mi mayor preocupación era hacer que la gente se interesase por los sacramentos. Lo que estaba haciendo era una encuesta, junto con el párroco, para saber cuántos niños de la aldea de Tupinambá no tenían el sacramento del bautismo y cuántas parejas querían recibir el sacramento del matrimonio. Intentamos llevar los sacramentos porque creo que es lo primero que hay que hacer. Después, involucramos a la gente en otro trabajo. Para el bautismo ya tenemos varios adulltos y muchos niños inscritos».
Aún no ha sido posible comenzar el trabajo con la Virgen Peregrina en el pueblo: «No he podido empezar este trabajo directamente porque la pandemia nos ha obligado a detener el trabajo. No podíamos hacer nada, no podíamos salir del pueblo. Ahora que estamos empezando a salir, estamos tratando de hacer este trabajo. Pero, como he dicho, nuestro propósito inicial es llevar los sacramentos, sobre todo para los niños, lo demás llegará en su tiempo”.
Para el inicio de la Campaña en el pueblo, relata Alexandre que cuenta con el apoyo del párroco y de varias familias para acoger la imagen de la MTA en las casas.
Un nuevo tiempo
La comunidad donde viven no ha presentado casos de covid-19, pero la vacuna llega como una señal de esperanza: «Hemos tenido mucha precaución: nunca salimos sin mascarilla y siempre usamos alcohol, pero creo que esta vacuna va a mejorar mucho nuestra vida diaria, porque podremos transitar con más tranquilidad. Aquí en nuestro pueblo, gracias a Dios, todo está bien y no hemos tenido ningún problema. Solo hubo un caso en un pueblo cercano, pero gracias a Dios todo está bien», relata Alexandre.
Y así comienza el 2021 para la familia Silva Chaves, con esperanza y voluntad de construir nuevos tiempos con las bendiciones de Dios y de la Madre y Reina: ¡La gran misionera!
Traducción: Enrique González Castañeda
