Monseñor Jorge González: un obispo argentino nacido del Santuario
El 15 de septiembre será ordenado obispo auxiliar de La Plata, en Argentina
Por María Jimena Ciuró

Jorge Esteban González, tiene 54 años, es sacerdote hace 27, y en los próximos días será ordenado obispo auxiliar de La Plata, el primer obispo argentino que nace del Santuario de Schoenstatt y está profundamente unido al movimiento. «Como hijos de la Mater nos sentimos en el espíritu de Alianza; desde esa certeza me abandono y asumo esta misión que el Papa me pide», manifestó monseñor González en una entrevista exclusiva con Schoenstatt.com.
Su ordenación episcopal será el próximo 15 de septiembre, en un nuevo aniversario del fallecimiento del Padre Kentenich. En la celebración habrá muchos signos importantes ya que monseñor González utilizará la casulla de las bodas de oro sacerdotales del P. Kentenich y que a su vez el fundador envió a monseñor Plaza para la bendición del Santuario de La Plata. También usará el cáliz que el padre fundador regalara a Pablo VI cuando lo rehabilitó en sus funciones con el Movimiento, después de Milwaukee.
Con su diálogo pausado pero encendido en el Espíritu, monseñor Jorge González nos compartió su historia personal, y la impronta pastoral que tendrá su episcopado. «Me gustaría mucho poder hacer presente la Alianza de Amor en la vida», enfatizó y marcó así el camino que comenzará a recorrer como pastor de la Iglesia Católica.
Monseñor Jorge González, ante todo para conocer más de su persona, nos gustaría que mencione algunas notas importantes o hitos de su vida y formación pastoral.
Soy el padre Jorge Esteban González, de la arquidiócesis de La Plata, ordenado sacerdote en 1992, son 27 años de sacerdote. Nacido en la ciudad de la Plata, prácticamente desde joven formé parte de la juventud masculina de Schoenstatt. En 1984 entré al seminario diocesano ya haciendo la alianza de Amor, aquí en el Santuario de la Liberación (La Plata).
Como seminarista rápidamente formé parte de la rama, que en ese momento se estaba formando en Argentina, y casi simultáneamente, me decidí con otros hermanos seminaristas por la Federación de Presbíteros Diocesanos. Hasta entonces solo estaba conformado un curso en Argentina y comenzaron a formarse dos cursos más. Así me tocó vivir el proceso de crecimiento y de expansión de la Federación en nuestra patria. Puntualmente pertenezco al tercer curso de sacerdotes federados y cuando mi curso hizo la incorporación definitiva, nos constituimos como “Región Padres del Plata”.
Una vez que me ordené, estuve trabajando como vicario parroquial en la Catedral, luego como formador del Seminario Mayor San José. Estuve unos años estudiando en Roma teología espiritual y volví en el 2001 donde asumí la parroquia Inmaculado Corazón de María de City Bell y allí permanecí como párroco durante 18 años.
Muchos de esos años fui asesor de la juventud femenina de Argentina cuando falleció el padre Horacio Sosa. Cuando se produjo el cambio de obispo, y llegó monseñor Víctor Fernández, me pidió que sea pro-vicario de la arquidiócesis y rector y párroco de la Iglesia Catedral. Volví a estar cerca del Santuario, donde había comenzado el camino.
¿Cómo fue su vinculación a Schoenstatt?
Todo mi camino espiritual lo hice en la Alianza de Amor, y ligado fundamentalmente en esta comunidad de Federación que fue creciendo a lo largo de todo estos años. También pude acompañar en la formación de alguno de los cursos de sacerdotes y ser testigo también, con mucha alegría, de la constitución de la Federación internacional de Presbíteros Diocesanos. Este fue un paso importante para nuestra comunidad y la familia de Schoenstatt, donde la Providencia puso también a un hermano argentino como Secretario General, el padre Alejandro Blanco.
Creo que de esta manera, el Movimiento se enriquece con el aporte de las distintas culturas y miradas, que van ayudando a su configuración internacional. Como podrá notar, es en la Federación donde queda expresada la identidad fuertemente diocesana que siempre sentí en mi camino vocacional y de alguna manera, desde donde se desprende la misión. Mucho tiene que ver en todo esto el Santuario de la Liberación de donde soy hijo. Por eso, cuando volví como párroco de la Catedral, lo viví como una gracia muy grande…otra vez cerca y párroco del Santuario, eso siempre me dio mucha alegría.
Este Santuario nació muy vinculado a la figura del padre José Kentenich y en esta misión que está expresada en las raíces del Santuario el amor a la Iglesia y el sentido de comunión entre Schoenstatt y la Iglesia. De alguna manera la providencia de Dios en este camino del episcopado hace también un signo de todo esto en la persona y en la tarea que me toca llevar adelante.
No es casualidad que el primer obispo de Argentina salga de este santuario y de este lugar…es un signo más de la Mater y creo que hay que leerlo así. Justamente el día de mi ordenación, que es el 15 de septiembre, es la memoria de Nuestra Señora de los Dolores de donde soy párroco. También para nosotros es muy significativo porque es el día de la partida de Kentenich a la casa del Padre, justamente el aniversario de su fallecimiento.
Dios mediante me ordenaré con la casulla, que el padre Kentenich recibió como regalo en sus bodas de oro sacerdotales y él mismo desde Milwaukee envió como presente al entonces arzobispo de La Plata, monseñor Plaza, quien había tenido la iniciativa de construir el Santuario aquí. Esos fueron los ornamentos que usó en el día de la bendición.
También Dios mediante el cáliz que usaré en la Eucaristía de la consagración, es el cáliz que el padre Kentenich le regaló a Pablo VI cuando lo llamó nuevamente y lo reincorporó a la vida de Schoenstatt, después de Milwaukee. Un cáliz muy simbólico, para ver esta misión de la Iglesia post conciliar. Creo que estos signos expresan o guardan toda la misión que siento el Señor y la Mater me ponen por delante.

El llamado
¿Cómo fue recibido el llamado del papa Francisco para ser obispo auxiliar de La Plata?
Uno nunca se prepara para ser obispo, al contrario, uno se escapa para esto…-menciona entre risas-. En realidad yo viví muy feliz como cura de pueblo durante tantos años, como te comentaba. Para mí fue una experiencia hermosa haber sido párroco en una comunidad concreta como fue City Bell, en sus capillas, en sus colegios.
También pude llevar adelante otras tareas en mi vida sacerdotal, la asesoría de la juventud femenina de Schoenstatt que fue una riqueza muy grande a lo largo de todo el país, toda la tarea al interior de la Federación y otras vinculadas a la formación del laicado. Pensaba que la nueva etapa en la Catedral y en la diócesis estaba comenzando cuando me llegó un nuevo llamado, una nueva misión. Siempre hablamos de disponibilidad y no me quedó otra cosa que pensar en la Mater ¡cuánta entrega! Y sin tener muy claro cómo, ni por qué, se abandonó…y dijo «fiat»…y acá estamos.
Claramente no tenía en mi horizonte esta nueva misión. Cuando Dios llama y uno interpreta claramente que es un llamado de Dios y un servicio al pueblo de Dios muy concreto, se entrecruzan muchos miedos e inseguridades, y un sentido muy profundo de fragilidad. Si a esto se suma el contexto tan complejo que vivimos a nivel nacional e internacional con todo lo que significa la crisis de la pandemia, entonces la cosa parece imposible de sobrellevar.
Pero también uno sabe que no se trata de la obra de uno sino de la misión, de la fidelidad de Dios, y como hijos de la Mater nos sentimos en el espíritu de Alianza; desde esa certeza me abandono y asumo esta misión que el Papa me pide.

¿Qué repercusiones tuvo la noticia de su nombramiento en otros obispos?
He sentido mucho cariño y cercanía de los obispos de Argentina frente al nombramiento. Rápidamente me acogieron, me saludaron con mucha sencillez y fraternidad, y también me hicieron sentir justamente esta pertenencia a Schoenstatt, me hablaban de la Mater, uno de ellos me llamó desde el Santuario de Rosario, porque sabía que justamente para mí el Santuario era un lugar querido en mi camino vocacional.
Creo que son delicadezas que no son sólo muy gratas en lo afectivo, sino también muestran el valor de la identidad del otro, y eso creo que es un signo muy lindo.

Considerando su vinculación a Schoenstatt en este tiempo tan particular para el Movimiento, ¿es una certeza que la Iglesia vea que Schoensttatt puede hacer un aporte importante desde el carisma, para el episcopado?
Siento que hay muchas dimensiones providenciales este año, con todos los desafíos que suponen este tiempo nuevo de la pandemia y post pandemia y en lo que significa para repensar nuestras estructuras pastorales, nuestra vivencia de Iglesia, nuestro servicio al mundo y a nuestra patria.
Pienso también en el sentido que tiene Schoenstatt para la Iglesia lo que significa y ha sido para nosotros este año particular. También la figura del padre Kentenich y el desafío que tenemos de poder vivir como hijos también de nuestro padre fundador, y como poder liberar su carisma y su figura que vemos que todavía sigue con tantas ataduras en la misión y en su persona. Creo que en eso también hay mucho por hablar, decir, trabajar y descubrir.
Usted es el primer obispo de Schoenstatt elegido para formar parte del episcopado argentino, ¿qué sensaciones le surgen?
Hay varios obispos latinoamericanos schoenstattianos, algún padre de Schoenstatt, varios de la Federación que son obispos en Brasil, Bolivia, República Dominicana, en el Chad (África) y me toca ser a mí el primero en nuestra patria. Después del trabajo de tantos años es un desafío muy grande, poder regalar nuestro carisma, nuestra mirada acerca del tiempo, de la Iglesia y del mundo… con sencillez y humildad trataré de aportar lo que viví y conocí.
El padre Kentenich le insistió a Pablo VI algo que siempre resonó en mi interior y en la conciencia de mi comunidad: ser garantes del espíritu del concilio Vaticano II. Eso es lo más importante que en este tiempo tenemos que descubrir: no es otra cosa que asumir todos los desafíos que el papa Francisco nos está dejando como Iglesia a todos
En ese sentido es muy importante seguir el pensamiento del Papa, fundamentalmente en la Evangelii Gaudium y en todo su magisterio, en estas intuiciones tan ricas que él tiene en este tiempo, es un hombre del espíritu y nos ayuda a discernir lo que el Señor nos está pidiendo: el cambio de época, el post pandemia. Francisco está insistiendo que de esto no podemos salir de la misma manera, o salimos mejor o salimos peor, debemos jugarnos por la construcción de un mundo nuevo.
Creo que todo esto tiene mucho que ver con todo nuestro mundo de Schoenstatt y creo que en esto tenemos que trabajar todos. Me gustaría mucho poder hacer en la vida, presente la Alianza de Amor y que esto sea algo más reconocido y más sentido naturalmente por todos.
Me tocará trabajar como obispo en un ámbito muy concreto que es el ámbito de la educación en la provincia de Buenos Aires. Trabajar en este tiempo tan complicado de crisis y en relación con todos los colegios de las instituciones religiosas también lo veo en la providencia de Dios ya que lo pedagógico es muy importante en el carisma.
Creo que no se trata tanto de hablar acerca del carisma, sino que podamos vivir esto en una dimensión de servicio, de construcción común y una manera de conducir propia de la pedagogía de Schoenstatt y eso es lo que me gustaría fundamentalmente aportar.

Prioridades pastorales
Pensando como obispo y pastor de la Iglesia, ¿en qué aspectos importantes le gustaría hacer hincapié?
Respecto a la prioridades pastorales, yo seré obispo auxiliar y esto tiene un desarrollo pastoral muy particular. Claramente el padre de la diócesis es el obispo; la diócesis no tiene dos obispos sino uno que es con quien hace ese desposorio tan particular; y en el caso nuestro es el arzobispo monseñor Víctor Fernández, su pastor. Yo vengo como obispo auxiliar a trabajar y acompañar su ministerio pastoral. Recién empiezo este camino y tendré que ir llevando adelante aquellas tareas, misiones que él me encargará de manera de ir incorporándome a su ministerio de pastor en los ámbitos que él me confía.
Me parece que no puedo pensarme como pastor de otra manera que no sea al modo de Jesús Buen Pastor y en el espíritu que el Papa Francisco nos anima a vivir. En esa línea tendré que caminar.
Si tuviera que definir en una palabra ¿dónde le gustaría pasar más tiempo?
En este sentido las expresiones: una Iglesia en salida, una Iglesia que camina junto al otro, María, misericordia, consuelo, paz… son expresiones que me movilizan mucho y creo tienen que ver con lo esencial de nuestra fe. Una Iglesia más kerigmática y misionera son elementos centrales que tendrán que ir dando color a mi ministerio pastoral como obispo. Más que decir algunas cosas, dejemos que pueda vivir y que la vida me vaya marcando las prioridades que tengo que ir recorriendo.
El día en que fue publicado su nombramiento como obispo, Mons. Jorge González grabó este video:
https://www.facebook.com/schoenstattinternational/videos/302901227394281/
La celebración de la ordenación episcopal del Mons. González tendrá lugar el martes 15 de septiembre a las 18:00, hora local. La misma se transmitirá por YouTube: bit.ly/iglesialaplatayt y Facebook: bit.ly/iglesialaplatafb. Habrá una previa, que comenzará a las 17:30.