Al cumplirse 80 años del fallecimiento del P. Albert Eise en el campo de concentración de Dachau, peregrinos se reunieron en el campo para recordarlo por su entrega heroica, honrarlo, y acercarse a su misterio de entrega incondicional por Jesús y María, y por la expansión de la misión del Movimiento de Schoenstatt. Tras un acto en el memorial del campo de concentración de Dachau el 3 de septiembre, aniversario de la muerte del P. Albert Eise, el sábado 5 de noviembre tuvo lugar un segundo evento a petición de personas interesadas. 15 personas de diferentes edades y nacionalidades -entre ellas varios schoenstattianos- acudieron a la visita del campo a pesar de la llovizna y el frío. Quisieron rendir homenaje en torno al día de su onomástico al sacerdote que, por su compromiso con el Movimiento de Schoenstatt y por declararse públicamente contra Hitler, había sido enviado al campo de concentración de Dachau en 1941. Durante el recorrido por varias estaciones del Monumento Conmemorativo del campo de concentración, los asistentes pudieron conocer un poco mejor a la personalidad de Albert Eise.
P. Eise
Tablero de información- Foto Paffenzeller

Compromiso con Schoenstatt hasta el final

Ya de joven Albert se encendió por Schoenstatt. Perteneció a la generación fundadora del joven Movimiento y más tarde, como Padre Pallottino, fue liberado para trabajar con el Movimiento de Schoenstatt. En 1931 el P. Kentenich le encomendó la tarea de construir un movimiento familiar dentro de Schoenstatt. Al mismo tiempo, trabajó como misionero popular y en el Movimiento Estudiantil de Schoenstatt. Una conferencia que dio allí fue la ocasión para detenerlo, porque los nazis lo estaban espiando. Y allí siguió trabajando por Schoenstatt en el campo de concentración de Dachau. Fue testigo de la fundación del Instituto de las Familias y del Instituto de los Hermanos de María, que el P. Kentenich llevó a cabo en el campo de concentración el 16 de julio. Albert Eise había erigido un pequeño altar sobre su pañuelo blanco, camuflado tras sacos de paja, para la ceremonia de fundación. No faltaron una foto de la MTA y velas. El Santísimo Sacramento estaba en un pequeño recipiente. Él había organizado una sencilla celebración espiritual. En cierto sentido, pudo cumplir con su misión de construir el movimiento familiar en el campo. La semilla, esparcida en circunstancias adversas en el campo de concentración no pereció. Hoy en día, ambas comunidades se extienden a nivel internacional.
Padre Eise - Google picture

Ofreció su vida para la expansión de la misión del Movimiento

Albert Eise no solo trabajó para Schoenstatt en el campo de concentración, sino que ofreció su vida y su sufrimiento como prisionero para el crecimiento del Movimiento. El cielo lo tomó en serio. Cayó enfermo de tifus del hambre. Tras semanas de sufrimiento en las terribles condiciones de la enfermería, murió miserablemente el 3 de septiembre de 1942. Gracias al Dr. Edi Pesendorfer, un Hermano de María, pudo ser trasladado a una enfermería un tanto mejor equipada. Pesendorfer era el enfermero jefe del departamento de cirugía y tenía una gran influencia. Además, consiguió que el padre Fischer, que también se encontraba en la enfermería, pero ya en vías de recuperación, administrara en secreto la unción de los enfermos al padre Eise.
Albert Eise
Google picture

Un testimonio que es relevante hoy en día

Los visitantes del campo coincidieron: el testimonio de Albert Eise es actual y puede inspirar el testimonio del cristiano de hoy. Las palabras que figuran en la pared del monumento ante el que se reunió el grupo son como un resumen de lo que transmitió este recorrido:
"Que el ejemplo de los que dieron su vida aquí de 1933 a 1945 por su lucha contra los nazis una a los vivos en defensa de la paz y la libertad y en el respeto a la dignidad humana".

Hacer lugar para la esperanza

La tarde concluyó con una misa mariana en la iglesia del Carmelo. Según la liturgia de la misa "Madre de la Esperanza", el celebrante, el P. Helmut Müller, de Munich, presentó en su homilía cómo María, que ha soportado y sufrido tanto, puede también darnos esperanza, especialmente en vista de tantos sufrimientos y las guerras en el mundo. La transformación también puede ocurrir hoy, como ocurrió en Caná. Si damos nuestra agua -nuestras pequeñas contribuciones- Jesús puede hacer vino con ella. El P. Müller subrayó lo importante y valiosa que es la interacción humana: una buena palabra, una mirada amistosa y compasiva. Toda conversación deja huellas. En aquel momento, se trataba de una ayuda a la supervivencia de los presos, guiándolos a la Virgen del campo. Cuánto consuelo y esperanza habrán experimentado también los presos a través de esta sencilla figura de María. En 1943, fue transportada en secreto desde Sudetenland hasta el campo.
La promesa del P. Eise también es esperanzadora: "Si ya no vivo y estoy en la eternidad y tienes grandes dificultades, si no sabes cómo decidirte, llámame, te ayudaré".
Sala conmemorativa - Photo Paffenzeller
Para los interesados en saber más sobre Albert Eise, pueden conectarse en los días 16 y 20 de noviembre. Presentación en línea, en alemán:   Retrato de la vida del P. Albert Eise - un heraldo de María (Eugen Schmidt) Miércoles 16 de noviembre, 20.00 hrs., domingo, 20 de noviembre, 16.00 hrs., hora de Alemania. Hna. M. Elinor Grimm, ponente sobre el campo de concentración Dachau, Monumento Conmemorativo; y equipo Enlace para acceder al zoom: https://us06web.zoom.us/j/84145308337?pwd=UjhRc0dVKzdDWUlHMUNoUDZaZ1Y5dz09