Imagina pasar tus vacaciones durmiendo en el suelo, duchándote con agua fría, quizás en un pueblo sin conexión a internet. Suena extraño y muy poco atractivo a primera vista. Sin embargo, esto es parte de la vida de cientos de jóvenes de Schoenstatt en Argentina durante las vacaciones de verano, entre el fin de año y el comienzo de uno nuevo.
Completamente desconectados del bullicio del ajetreado mundo, pero conectados entre sí, viven la experiencia de las misiones. Los jóvenes dedican sus días libres a visitar hogares y lugares, llevando la imagen de la Virgen de Schoenstatt y las gracias del Santuario.