El sábado 24 de febrero se vivió un momento histórico para la paz del Ecuador en el Santuario Nacional de Schoenstatt. La Mater se coronó en el corazón de numerosos miembros de diversas fuerzas del orden del país.

La Pastoral del Santuario invita a las Fuerzas Armadas a orar por la paz

En medio del estado de guerra interna que vive el Ecuador, fruto de la violencia que ha arrebatado la paz a los ecuatorianos, nace el anhelo de los schoenstattianos de consagrar a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional al cuidado maternal de María. Con la presencia del Arzobispo de Guayaquil, Monseñor Luis Gerardo Cabrera, y el Padre Eduardo Auza, coordinador diocesano de Schoenstatt Guayaquil, la Pastoral del Santuario Nacional organizó una Misa en gratitud y súplica por nuestras fuerzas del orden.

Representantes de distintas fuerzas dijeron “presente”

Ministros de Gobierno, representantes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas: Armada del Ecuador, Fuerza Aérea, Ejército Ecuatoriano, miembros de la Policía Nacional, representantes del Poder Judicial, exmandatarios e invitados especiales cantaron al Sagrado Corazón de Jesús bajo el manto de nuestra Madre y Reina, en torno al Santuario de Schoenstatt en Guayaquil.

“Antes se dijo…, pero yo les digo”

Las lecturas del Evangelio de la Misa estaban tan ligadas a la realidad del país y al anhelo de la sociedad, que se sintió el abrazo de Dios Padre. La Homilía de Monseñor Cabrera fue un llamado de paz titulada “Antes se dijo, pero yo les digo”, en la cual nos recordó que todos somos actores de gestar la paz que nuestro país tanto anhela, tenemos la responsabilidad de atender el llamado a través de la coherencia de vida y que: “una oración sin acción nos aparta de la tierra; y una acción sin oración nos aleja del cielo”. En el ofertorio se presentaron ante el altar canastos con productos de seguridad e higiene para uso personal, donados por la Familia de Schoenstatt, con el propósito de contribuir a sobrellevar las complejas labores de nuestros héroes nacionales, en zonas del país con muchas carencias.

La Mater quiso irse con ellos

Al término de la Misa, se otorgó una bendición especial a nuestros servidores públicos consagrándolos a la Mater. Las Hermanas de María les entregaron una medalla con la imagen de nuestra Reina de la Paz, las que estuvieron durante la noche previa en el altar, junto al sagrario. Todos recibían con alegría su medalla, algunos la colgaron en su cuello, otros la envolvieron en su chaleco antibalas. Una testigo de este momento cuenta que un oficial, al amarrarla a su chaleco expresó: “para que me salve la vida” a lo que su compañero le respondió: “o para que te lleve directo al cielo”.

Gratitud por su servicio heroico

Y surgió la pregunta: “¿Somos conscientes que ellos ofrecen su vida todos los días para que todos en el Ecuador podamos continuar con nuestra vida cotidiana?” A lo que respondemos: “Sí, somos conscientes. Y por eso ofrecemos esta Santa Misa en su honor. Y expresamos nuestro agradecimiento diciendo: Gracias Padre Dios, porque el Ecuador cuenta con estas valiosas personas que entregan su vida por nosotros. Te suplicamos que los bendigas en todo momento. Como es característico de los schoenstattianos, antes de la despedida, se ofreció un pequeño homenaje con un concierto a 4 cuerdas. Fue un espacio para conocernos, agradecernos mutuamente y compartir la alegría por sentirnos acogidos en el Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt. Fueron despedidos con la certeza de que la Mater cuida perfectamente de ellos y sus familias, y que en el Santuario de Schoenstatt tienen un refugio de paz para fortalecerlos en su noble misión, porque somos Familia del Padre, Hogar para el Mundo.