Ha caído la noche y una profunda oscuridad se ha instalado en el campo y en los lagos Havel de los alrededores de Kirchmöser. Un grupo de hombres se encuentra en el mirador del Mühlenberg, cerca del pueblo. El silencio llega al alma. Poco a poco, la oscuridad se aleja de sus ojos y la inmensa bóveda de estrellas les invita al asombro y a la admiración.