El Ateneo Pontificio Regina Apostolorum -APRA-, informa que el 4 de noviembre, la Facultad de Bioética de dicho ateneo “en colaboración con la Asociación Internacional Santa Elena Emperatriz, organiza la ceremonia de entrega del Premio «Una Vida por la Vida» al Dr. Patricio Ventura-Juncá”.
El reporte da cuenta que
“este premio, instituido en 2009, se concede anualmente a personas o instituciones que, en distintos ámbitos, han contribuido a valorar, amar, respetar y defender la vida humana”.
Reconocido por el Papa Juan Pablo II
Sobre el Dr. Ventura-Juncá consigna que “se ha destacado tanto en su vida académica como personal en defender la vida humana desde su inicio en la concepción natural hasta su fin natural, lo que fue reconocido por el Papa Juan Pablo II quien lo nombra en 2003 miembro ordinario de la Academia Pontificia para la Vida y donde años después llega a formar parte del equipo directivo”.
Miembro del Comité Académico de la Academia de Líderes Católicos
Sobre su aporte profesional a la Academia de Líderes Católicos se informa que el Dr. Ventura-Juncá también se ha destacado “inicialmente como docente en programas para estudiantes de enseñanza media y universitarios, de Chile y América Latina, abordando temas relacionados con la defensa de la vida y la bioética personalista; desde hace 5 años participa en su Comité Académico. Ahí ha colaborado en la redacción y revisión de múltiples programas, con una visión siempre pastoral y al tiempo rigurosa, brindando un aporte realmente significativo a los diversos temas. Además, como pediatra, dedica su trabajo a los pacientes jóvenes y, en particular, a los más pobres”.
Schoenstatt y su encuentro con el P. Kentenich
El Dr. Patricio Ventura-Juncá es miembro de la Federación de Familias de Schoenstatt, junto con su esposa Marita. Fueron Matrimonio Jefe Territorial en Chile y participaron en el 1º y 2º Capítulo General de la Federación como capitulares.
A fines de 1963 viajó a Milwaukee para encontrarse con el P. José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt. Pudo convivir con él en la casa de los Padres Palotinos por dos meses y medio. Aprovechando esta oportunidad única, tuvo largas conversaciones con el sacerdote, las cuales marcaron profundamente su corazón y su mente, de tal forma que expresa que su futuro, tanto académico como personal debe al encuentro personal con el fundador de Schoenstatt, no solo por el intercambio de ideas y valores, sino, y especialmente, por el impacto que su figura paternal marcó su alma. Actualmente se encuentra escribiendo las memorias de esos encuentros con el P. Kentenich como testimonio del valor que tienen para su vida.
